Desde los noventa, algunas mujeres se hicieron visibles en el Estados Unidos por que no deseaban ser mamás. Con el paso del tiempo se les conoció en todo el mundo como las mujeres NoMo, por la abreviatura en inglés de Not Mothers, la cual significa “No Madres”.
Actualmente, el número de mujeres que no desean dar a luz ha aumentado, lo que hace evidente que cada vez más personas del sexo femenino deciden romper el mandato de la maternidad como proyecto único de vida, teniendo otras prioridades en mente, como el desarrollo personal.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), a la fecha, la tasa global de fecundación ha disminuido, pasando de siete hijos en promedio por familia, a solo dos, especialmente en mujeres que viven en contextos urbanos y tienen una mayor preparación educativa, lo que causa el crecimiento del movimiento NoMo.
Las razones para no ser madres
La decisión de no tener hijos puede estar condicionada por diferentes motivos, como las dificultades en materia de salud que algunas mujeres enfrentarían al buscar procrear o los estragos que muchas sufrirían al someterse a tratamientos especializados que, por lo demás, no son accesibles para todas.
Sin embargo, las mujeres NoMo toman esta determinación desde su propia historia y el deseo de no ser madres, en algunos casos, porque no quieren repetir la vida de aquellas que les antecedieron como abuelas o madres, porque para ellas no es prioridad el hecho de dedicar su vida al cuidado y la crianza de un hijo, porque dan prioridad a su desarrollo personal y profesional.
Quizás en algún momento estas féminas sí pensaron en la posibilidad de tener hijos, pero para algunas no existían las condiciones (económicas, de disponibilidad de pareja…), o bien, cuando el momento pudo prestarse para un embarazo, ellas sintieron que no era el momento adecuado.
“Sea como sea, es fundamental echar por tierra la idea de que las mujeres NoMo tienen algún problema psicológico, sufrieron algún trauma en la infancia o son lesbianas, aspecto que no interfiere con el deseo y la posibilidad de que sean madres. Muchas de ellas manifiestan que tienen otras prioridades en su vida, como desarrollarse en el ámbito personal y profesional, o que sencillamente no se sienten atraídas por el proceso que las convertiría en madres. Sin embargo, no les resulta fácil asumir esta posición porque, a partir de la creencia de que el deseo de ser madre es universal e innato, y, por consiguiente, está presente en todas las mujeres, la sociedad ejerce una presión muy fuerte sobre ellas”, dijo Tania Rocha Sánchez, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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